El Banco de Santander acaba de anunciar que aplazará las hipotecas de sus clientes que hayan quedado en paro o hayan visto reducidos sus ingresos en más de un 25%. Ofrecen, según sus palabras, una carencia de tres años sobre el capital.
Vamos a ver si lo entiendo. Supongamos una hipoteca de 125.000 euros a 25 años con un diferencial sobre EURIBOR del 0,7. Con estas condiciones, que no son del todo malas, se pagarían unos 600 euros de cuota al mes. La solidaridad del banco con el parado supone que durante 3 años se abre un paréntesis en estas condiciones y sólo pagará intereses (unos 300 euros al mes) restableciéndose las condiciones iniciales después de este tiempo. Resultado, al final de los tres años el agraciado cliente habrá pagado unos 11.000 euros en intereses al banco, pero seguirá debiendo al banco el mismo capital y los mismos intereses que al inicio de la prórroga.
¿Es así?
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