
Me extraña mucho que el protagonista se llame Mariano, pero, efectivamente, se llama así. Mariano es un hombre inadmisible, propio sólo para un invitado de boda de café. Es muy difícil decir Mariano e imaginarse un hombre de buen gusto. Pero yo ruego al lector que haga un intenso esfuerzo mental y que al leer Mariano Lujan vea, con las pupilas de la fantasía, un individuo de charla fácil e ingeniosa, sentimental y alegre, caballeresco como Amadís de Gaula y agradable como un cheque contra el Banco de Londres. Es decir, lo que se llama un hombre de buen gusto.
Enrique Jardiel Poncela
"La mujer como elemento indispensable para la respiración".
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